¿Qué está pasando con el dólar hoy y cómo impactará en la economía de América Latina?

¿Cómo está cotizando el dólar hoy en América Latina?

El valor del dólar estadounidense mantiene una tendencia de debilitamiento frente a varias monedas de América Latina, fenómeno que ha marcado los últimos días de operaciones. En países como México, el tipo de cambio se sitúa alrededor de 18 pesos por dólar, lo que representa un descenso significativo frente a semanas anteriores, con el peso mexicano ganando terreno y fortaleciendo su posición frente al dólar.

En Colombia, la Tasa Representativa del Mercado (TRM) del dólar se ha estabilizado por debajo de los 3 800 pesos colombianos, mostrando una ligera tendencia a la baja en los últimos días. En Perú, los datos preliminares señalan una apertura del dólar alrededor de S/ 3,68, con expectativas de cierre del año dentro de un rango relativamente estable. Esto refleja un patrón regional donde las monedas locales han ido recuperando valor frente al dólar, al menos en el corto plazo.

A simple vista, estos movimientos sugieren que el dólar no está ejerciendo una presión al alza como en periodos de alta incertidumbre global. Al contrario, su depreciación moderada ha reducido el costo de la moneda estadounidense frente a varias divisas latinoamericanas, algo que no se veía con claridad a mediados de este año.

¿Qué factores globales están influyendo en el comportamiento del dólar?

El panorama internacional del dólar está siendo moldeado por decisiones de política monetaria en Estados Unidos. La Reserva Federal redujo recientemente su tasa de interés en 0,25 puntos porcentuales, marcando su tercera rebaja consecutiva desde septiembre de este año, en un contexto donde el mercado laboral muestra señales de desaceleración.

Esta postura más laxa de la Fed tiende a debilitar la moneda estadounidense porque reduce el atractivo de los activos denominados en dólares para los inversores globales. Con tasas más bajas, los rendimientos relativos disminuyen, y esto hace que capitales se desplacen hacia activos en mercados emergentes o monedas con mejores perspectivas de rendimiento.

Asimismo, informes recientes muestran que el dólar ha sido descrito en algunos análisis como “sobrevaluado” según ciertos modelos de valoración, lo que apoyaría la idea de una corrección a la baja en su cotización frente a otras divisas globales. Aunque esta situación no significa una caída vertical, sí se percibe una presión estructural bajista que se está manifestando de forma gradual.

¿Cómo impacta la tendencia del dólar en las economías latinoamericanas?

¿Beneficia la depreciación del dólar a los países importadores?

Para economías que dependen en gran medida de insumos importados, como ocurre en varias naciones latinoamericanas, una caída en el valor del dólar puede representar una reducción en el costo de los bienes importados, incluyendo materias primas y bienes de capital. Esto puede ayudar a contener la inflación importada y aliviar presiones sobre los costos de producción en sectores industriales y comerciales.

Por ejemplo, países como Colombia y México, que importan tecnología, maquinaria y combustibles en gran medida desde Estados Unidos, ven un respiro en sus balances comerciales cuando el dólar se debilita, siempre y cuando no haya otros factores de riesgo que offseteen este efecto positivo.

¿Afecta negativamente la depreciación a los exportadores?

Por otro lado, las naciones cuya economía depende de las exportaciones denominadas en dólares pueden enfrentar un escenario más complejo. Exportadores de productos agrícolas, minerales o manufacturas pueden ver reducir sus ingresos en términos de moneda local si el dólar pierde valor. Este es un reto especialmente para países cuya parte significativa del PIB depende de exportaciones a mercados internacionales. Así, el impacto neto depende de la estructura productiva de cada país.

¿Qué se espera para la economía regional en 2026?

La proyección para el dólar y su efecto en América Latina de cara a 2026 está estrechamente ligada a cómo evolucione la política monetaria de Estados Unidos y la fortaleza de las economías locales. Si la Reserva Federal continúa con una política expansiva o moderadamente acomodaticia, es probable que el dólar siga mostrando una tendencia a la baja o se mantenga en rangos más débiles frente a monedas emergentes. Esto podría favorecer a economías latinoamericanas con fundamentos macroeconómicos sólidos y políticas fiscales prudentes.

En este sentido, los bancos centrales de la región también juegan un papel clave. Por ejemplo, el Banco Central de Brasil ha mantenido tasas de interés relativamente altas frente a otras economías, lo que ha ayudado a fortalecer al real brasileño y ha generado interés de capitales hacia activos locales.

No obstante, la estabilidad política también será un factor determinante. En países donde hay incertidumbre electoral o cambios abruptos en políticas públicas, la volatilidad cambiaria puede incrementar, anulando parte de las ventajas que pudiera traer un dólar más débil.

¿Qué riesgos deben monitorear los economistas?

Aunque la tendencia actual parece favorable para varias monedas latinoamericanas, no hay que perder de vista que los riesgos globales —como una posible recuperación del dólar si la economía estadounidense sorprende con mayor crecimiento, o tensiones geopolíticas que lleven a los capitales hacia refugios tradicionales— pueden revertir rápidamente este escenario.

Además, la dependencia de precios de materias primas en muchos países de la región significa que choques externos en esos mercados todavía pueden tener efectos profundos, incluso si el tipo de cambio local se fortalece frente al dólar.

Conclusión

El dólar en diciembre de 2025 muestra una ligera tendencia a la baja frente a varias monedas latinoamericanas, impulsada por políticas monetarias más flexibles en EE. UU. y un apetito creciente por activos de mercados emergentes. Esto crea un escenario con oportunidades y desafíos para la región, donde la respuesta de las autoridades económicas y la estabilidad política serán clave para consolidar un crecimiento sostenible en 2026.