Extracto:El Banco Central Europeo mantendrá previsiblemente los tipos en el 2% este jueves, en un contexto de inflación contenida pero con riesgos geopolíticos y fiscales.
A las puertas de la reunión de este jueves 11 de septiembre, el Banco Central Europeo (BCE)afronta una de sus reuniones más tranquilas en apariencia. No hay debate y todo apunta a que Christine Lagardeanunciará el mantenimiento del tipo de depósito en el 2%, la referencia actual para el organismo, mientras los analistas especulan sobre si el ciclo de recortes ha llegado a su fin o si todavía queda espacio para nuevos ajustes.
Será clave en todo ello el movimiento que inicie la Reserva Federal (Fed) la semana que viene, con su primer recorte de tipos en un año desde el 4,25-4,5% actual. Por eso, el BCE se pondrá en modo “esperar y ver” mientras encara un contexto con la inflación contenida, pero con la política fiscal europea en el foco por la situación en Francia y la incertidumbre geopolítica marcada por la tensión en Polonia, tras la incursión de Rusia, la guerra en Oriente Medio que se ha extendido a Qatar.
Para Simone Colombelli, director de Hipotecas en iAhorro, el giro en las expectativas ha sido evidente: “Antes del verano, muchos pensábamos que la reunión del Banco Central Europeo (BCE) prevista para este jueves podía traer buenas noticias para los tipos de interés oficiales. Sin embargo, la situación ha cambiado, y todo apunta a que Lagarde anunciará tras la cita un mantenimiento de los tipos en el 2% actual, sin bajarlos por el momento”.
Colombelli subraya que el repunte de la inflación en agosto, aunque leve, basta para explicar la cautela de Fráncfort. “Es un aumento leve, seguramente derivado del mayor consumo típico del verano, pero suficiente para que el BCE prefiera no arriesgarse y actuar con cautela. (...) El riesgo de que los tipos se mantengan en el 2% hasta el próximo año está sobre la mesa”.
El economista también apunta a la divergencia con la Reserva Federal: “Si el BCE bajara sus tasas ahora, se crearía una gran diferencia entre Europa y Estados Unidos,lo que podría mover mucho los mercados de divisas y los flujos de capital, debilitando al euro y haciendo que los inversores buscaran refugio en Estados Unidos”.
En contraste, Irene Lauro, economista de Schroders, se muestra más optimista y sostiene que el final del ciclo de recortes está ya consolidado. “Creemos que la relajación de las tensiones comerciales junto con los signos de recuperación cíclica, han marcado el final del ciclo de recortes de tipos del BCE. Nuestra visión de una economía europea resiliente se está cumpliendo”.
A su juicio, las condiciones financieras más laxas y el acuerdo comercial con Estados Unidos aportan estabilidad adicional, pese a las recientes amenazas de Trump por las sanciones a las tecnológicas: “El acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos ofrece cierto alivio y ayuda a reducir la incertidumbre política sin provocar alteraciones importantes en la economía de la eurozona”.
En materia de inflación, Lauro prevé una senda descendente: “Esperamos que la bajada de los precios del petróleo y la fortaleza del euro reduzcan la inflación general del 2,1%interanual en 2025 al 1,7% en 2026. (...) Aunque se prevé que la inflación se sitúe por debajo del objetivo del 2% del BCE, no esperamos más recortes de tipos en el horizonte de previsión”.
Próximo paso, ¿subida o bajada de tipos?
Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet WM, coincide en que el BCE preservará la máxima flexibilidad, sin comprometerse con futuras decisiones. “Se espera que el BCE mantenga los tipos de interés. Tampoco prevemos cambios significativos en la declaración, pues el BCE pretende preservar la máxima flexibilidad”.
Para Gharbi, el discurso de Lagarde se ajustará a esa cautela: “Lagarde puede suavizar el lenguaje, haciendo hincapié en la incertidumbre y el enfoque del BCE en función de los datos, reunión a reunión. (...) Aunque unas previsiones de inflación para 2026 por debajo del objetivo del 2% puedan sugerir la posibilidad de relajación, es poco probable que los haga explícitos en su comunicación”.
Luke Bartholomew,de la gestora Aberdeen Investments, pone el acento en la política francesa como riesgo sistémico. A su juicio, el mensaje del BCE será determinante. “Para los inversores la clave serán las señales que dé el BCE sobre la trayectoria futura de los tipos y cómo su política podría interactuar con la situación política que se está desarrollando en Francia”.
En su opinión, el ciclo de recortes ha terminado y, en todo caso, lo próximo podría ser una subida: “Dado que el tipo oficial del BCE ha caído hasta el nivel 'neutral', los miembros de la institución quieren tomarse un tiempo para evaluar la evolución de la economía antes de decidir su próximo movimiento. (...) Lo más probable es que el próximo paso sea una subida en lugar de un recorte, aunque probablemente esto no ocurra hasta que la flexibilización fiscal europea empiece a notarse”.
Con todo, el experto de la gestora escocesa lanza una advertencia: “Una venta masiva significativa de deuda pública francesa (...) supondría un endurecimiento significativo de las condiciones financieras en la zona euro y probablemente fomentaría más recortes de tipos”.
Por su parte, Raphael Olszyna-Marzys, de J. Safra Sarasin Sustainable AM,coincide en que Francia será uno de los temas centrales de la rueda de prensa posterior a la reunión. “Es muy poco probable que el BCE modifique sus tipos de interés oficiales en la reunión de esta semana, dado que varios miembros de su Consejo (...) se han manifestado claramente en contra en los últimos días”.
El economista de la firma suiza valora el logro de Fráncfort: “Por el momento, el BCE puede sentirse orgulloso de haber logrado un 'aterrizaje suave' de la economía europea,algo extremadamente infrecuente y que debería valorarse más ampliamente”. Sin embargo, advierte de los riesgos que se acumulan en el horizonte cercano.
“Si bien los planes fiscales de Alemania probablemente impulsen el crecimiento europeo en algún momento, la incertidumbre política en Francia difícilmente desate el apetito inversor necesario para acelerar el crecimiento. En este contexto, un enfoque verdaderamente dependiente de los datos debería reflejar ciertos riesgos a la baja para la inflación y dejar la puerta abierta, al menos, a un 'recorte preventivo' de los tiposmás adelante este año”, explcia
Sobre Lagarde, anticipa un desafío comunicativo: “La presidenta tendrá que ser cauta:no puede dar a entender ni que los diferenciales carecen de importancia y que el BCE nunca intervendría, ni que la política fiscal francesa y su prolongada laxitud presupuestaria quedan justificadas desde Fráncfort”.