¿Qué pasa con el dólar hoy y cómo afecta a la economía latinoamericana?

¿Cómo se comporta el dólar hoy en América Latina?

El 18 de diciembre de 2025, el dólar estadounidense mantiene un comportamiento relativamente fuerte en varias economías de la región, aunque con rasgos mixtos según el país y el contexto local. En Colombia, por ejemplo, la Tasa Representativa del Mercado (TRM) se fijó en alrededor de $3.866,77 pesos por dólar, con una tendencia al alza frente al día anterior y un incremento mensual sostenido en diciembre. Esta subida reciente indica cierto refuerzo de la demanda de dólares, aunque el dólar ha caído en términos interanuales desde los niveles de finales de 2024.

En Perú, la moneda estadounidense inició la jornada con una cotización cercana a 3.366 soles, apenas algo menor al cierre previo.

Estos datos reflejan un panorama donde, pese a cierta estabilidad generalizada, el dólar no retrocede de manera uniforme en todos los mercados de la región. En Colombia, por ejemplo, el dólar está ligeramente más fuerte comparado con semanas recientes, mientras que otras economías han visto variaciones menores. La volatilidad que persiste sugiere que los mercados aún se adaptan a señales mixtas tanto internas como externas.

¿Qué factores globales están moviendo al dólar ahora mismo?

El comportamiento del dólar en diciembre de 2025 no puede analizarse sin considerar el contexto global. A nivel internacional, el dólar ha experimentado movimientos de declive e incertidumbre durante 2025, con reportes que apuntan a su mayor caída frente a otras monedas en más de cinco décadas durante la primera mitad del año. Esto se debió en parte a expectativas cambiantes respecto a las tasas de interés en Estados Unidos y la política monetaria de la Reserva Federal.

No obstante, a pesar de ese debilitamiento general, en la práctica diaria de muchos países latinoamericanos el dólar sigue siendo una referencia clave, dada su importancia para el comercio internacional, el pago de deuda externa y la fijación de precios de productos importados. Además, los mercados globales siguen siendo sensibles a anuncios macroeconómicos de Estados Unidos, tensiones geopolíticas y decisiones de políticas monetarias en economías avanzadas.

En 2025, estas fuerzas combinadas han creado un entorno en el que el dólar puede oscilar incluso en escenarios de debilidad estructural ante otras economías, simplemente porque sigue siendo el activo de reserva global principal. Esto contrasta con la percepción de fortaleza temporal o estabilización monetaria en ciertos países latinoamericanos.

¿Cómo afecta el dólar a las economías latinoamericanas este año?

El impacto del dólar en la región es profundo. Para economías que dependen de importaciones de bienes básicos, insumos industriales o energía, un dólar fuerte tiende a encarecer esos productos en moneda local, lo que puede presionar la inflación interna. Al mismo tiempo, para países exportadores de materias primas, un dólar relativamente fuerte puede reducir el valor de sus exportaciones cuando se convierten a otras monedas.

La región en su conjunto ha mostrado un crecimiento moderado o lento en 2025. Organismos como la CEPAL y el Banco Mundial estiman que América Latina crecerá alrededor de 2.2 % en 2025 y cerca de 2.3 % en 2026, lo que se considera bajo en comparación con otras regiones emergentes. Esta modesta expansión está influenciada por factores internos y externos, incluidos los efectos cambiarios, la demanda global debilitada y el entorno financiero internacional.

En este contexto, el dólar actúa como termómetro de incertidumbre global: cuando los inversores perciben riesgos mayores, se refugian en dólares, elevando su precio frente a monedas locales y presión sobre economías que ya enfrentan desafíos de crecimiento.

¿Por qué la región se está moviendo hacia políticas económicas más cautelosas?

Una de las grandes características de 2025 ha sido la tendencia de varios países latinoamericanos a ajustar sus políticas económicas en respuesta a desafíos estructurales, incluida la gestión del tipo de cambio. En México, por ejemplo, se recortaron tasas de interés en un intento por equilibrar inflación y crecimiento, aunque con opiniones divididas entre los responsables de política monetaria.

Familias y empresas en la región también han estado lidiando con volatilidad en los mercados de divisas. Estas dinámicas obligan a las autoridades a calibrar cómo administran reservas internacionales, cómo responden ante eventuales fugas de capital y cómo diseñan políticas para evitar fluctuaciones abruptas.

¿Qué se espera para el dólar y la economía en 2026?

Mirando hacia adelante, las expectativas para 2026 combinan precaución y signos de posible estabilización. Muchos analistas anticipan que las monedas latinoamericanas podrían encontrar apoyo si el crecimiento global repunta parcialmente, si la economía de Estados Unidos se estabiliza, o si la inflación global continúa moderándose. Sin embargo, también persisten riesgos claros: la dependencia de exportaciones de commodities, tensiones comerciales internacionales, o la posibilidad de ajustes monetarios abruptos.

Además, la incertidumbre política interna en varios países de la región puede influir en las expectativas cambiarias y en la confianza de mercados e inversionistas.

En resumen, el dólar seguirá siendo una variable clave en la economía latinoamericana, actuando como símbolo de confianza global y como fuerza directa que influye en inflación, comercio y crecimiento regional. Los próximos meses serán fundamentales para observar si las economías locales pueden reforzar sus políticas internas frente a un dólar que hoy sigue siendo protagonista.