Extracto:Los aranceles de Trump, antes criticados, son ahora clave para contener la deuda de Estados Unidos, mejorar sus cuentas públicas y mantener controlado el bono.
Los aranceles de Donald Trump, que en abril desataron un terremoto en los mercados financieros globales, se han convertido en una pieza central de la estrategia fiscal estadounidense. Estas tasas sobre importaciones aportarán unos 4 billones de dólares en ingresos públicos durante la próxima década, según estimaciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO). La cifra representa un alivio clave para unas cuentas públicas presionadas por el creciente gasto y los recortes fiscales incluidos en la “One Big Beautiful Bill Act”, valorados en 4,1 billones de dólares.
“La única vía a corto plazo para reducir la deuda es mediante los ingresos por aranceles”, señaló Andy Brenner, responsable de renta fija internacional en NatAlliance Securities, al . Inversores como él han cambiado de parecer tras el pánico inicial generado por el proteccionismo. Ahora, observan esas tarifas como un instrumento para limitar el endeudamiento y mantener la estabilidad en los mercados de deuda soberana.
Mientras economías como Reino Unido, Francia o Japón sufren un aumento acusado en los costes de financiación de su deuda pública, el rendimiento del bono estadounidense a 30 años se ha mantenido por debajo del 5 %, muy por debajo de los picos alcanzados por sus equivalentes europeos. El presidente ha prometido recaudar “billones” a través de los aranceles, que gravan el conjunto de las importaciones por valor de 3,3 billones de dólares.
Este giro en la percepción llega en un momento de tensión global. La deuda pública mundial supera los 97 billones de dólares, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), impulsada por el gasto asociado a la pandemia y el encarecimiento de la refinanciación. En Estados Unidos, el pago anual de intereses roza ya el billón de dólares, el doble que hace tres años.
En ese contexto, los ingresos por aranceles son vistos como una tabla de salvación. La agencia S&P y Fitch han señalado que estos recursos fueron clave para evitar nuevas rebajas en la calificación crediticia del país, según el .
La estabilidad, sin embargo, es precaria.Una sentencia reciente del Tribunal de Apelaciones ha respaldado un fallo anterior que declara ilegales varios de los aranceles impuestos por Trump, lo que ha agitado los mercados. Aunque la Corte permitió mantener las tasas vigentes mientras se resuelve el recurso del Gobierno ante el Tribunal Supremo, los analistas temen que su anulación definitiva dispare la emisión de deuda para cubrir el agujero fiscal.
“El mercado asume que, si se anulan, la administración buscará vías legales alternativas para reinstaurarlos”, afirmó Evan Brown, director de UBS Asset Management, citado por The Washington Post. La hipótesis dominante es que los ingresos arancelarios seguirán fluyendo, pese a las batallas judiciales.
A juicio de Thierry Wizman, estratega de Macquarie Group, si el programa arancelario se desmantela, la inflación podría relajarse, el crecimiento repuntar y la Reserva Federal suavizar su política monetaria. Pero la atención del mercado podría girar hacia el déficit y desatar una “revuelta” en los bonos del Tesoro.
El impacto no se limita a Estados Unidos.En Francia, el primer ministro François Bayrou se enfrenta a una moción de confianza tras fracasar en la aprobación de recortes presupuestarios. En Japón, el primer ministro Shigeru Ishiba ha perdido el control del Parlamento. En todos los casos, la presión sobre las cuentas públicas amenaza con contagiar al mercado global de deuda y elevar indirectamente los costes de financiación estadounidenses, aunque por ahora, los inversores mantienen su apuesta por los bonos del Tesoro.